Las leyendas de barcos fantasmas siempre han estado presentes entre los mitos de los marineros. Adentrarse en el océano, o en peligrosos mares siempre ha causado temor al hombre. Los motivos son evidentes, el desconocimiento de un medio hostil y en muchas ocasiones con final indefinido, que la vida dependa de factores incontrolables, así como la conocida existencia de animales marinos que superaban en tamaño a todo lo conocido en tierra firme, provocaba que hasta el más audaz temiese por su vida cuando llevaba semanas o incluso meses a bordo de un barco sin más vista que el horizonte.
Junto a los mitos sobre monstruos marinos o tormentas que destruían embarcaciones apareciendo de la nada, había un terror que parecía influir con mayor fuerza en la valentía de los marinos: los barcos fantasmas. Buques sin otra tripulación que los fantasmas de los marineros que perecieron en el barco mientras navegaban, almas en pena destinadas a surcar los mares eternamente por haber osado enfrentarse con la fuerza de las aguas y subestimar su poder.
Junto a los mitos sobre monstruos marinos o tormentas que destruían embarcaciones apareciendo de la nada, había un terror que parecía influir con mayor fuerza en la valentía de los marinos: los barcos fantasmas. Buques sin otra tripulación que los fantasmas de los marineros que perecieron en el barco mientras navegaban, almas en pena destinadas a surcar los mares eternamente por haber osado enfrentarse con la fuerza de las aguas y subestimar su poder.
El Holandés Errante, no es solamente el nombre de un fantasmagórico barco en la conocida saga de Los Piratas del Caribe ni el de una afamada ópera, sino que su origen es mucho anterior. Algunos sitúan su historia en el siglo XVII, pero hay versiones contrapuestas y en varias se llega a afirmar que proviene de una vieja historia de marinos mucho antes de Cristo.
La historia como digo, tiene varias versiones pero intentaré aunar sus puntos en común:
"Hubo una vez un capitán Holandés, por supuesto el nombre de la leyenda no proviene del barco sino de dicho capitán, muchos nombres se le ha dado pero el más repetido es el de Van der Decken, al parecer era realmente rudo, malo y feo, lo que hacía que la gente lo temiera como a un diablo. En uno de sus viajes bordeando el cabo de Buena Esperanza, una terrible tormenta comenzó. Éste, al parecer en vez de esquivarla osó a la voluntad de Dios y la cruzó por en medio mientras cantaba canciones siniestras. El pasaje y su tripulación intentaron disuadirlo e incluso llegaron a amotinarse, pero éste lanzó al mar al principal responsable. Tras esto, fue condenado a vagar por los mares en una eterna tormenta el resto de la eternidad, maldiciendo a todo aquel que se lo cruzara."
Como vemos el relato no resulta demasiado verosimil, ni tampoco lo pretende, no es más que una simple leyenda de fantasmas. Como tantas otras. Pero, y es que casi siempre hay un pero, a lo largo de los siglos son numerosos los encuentros con buques fantasmas sorprendentemente parecidos a lo que debió ser el barco del capitán Van der Decken. Muchos localizados en la zona donde se supone que desapareció.
Numerosos son los testimonios, y algunos nos pueden resultar soprendentes. En 1881, el príncipe Jorge, que más tarde se convertiría en el rey Jorge I de Inglaterra, tenía 16 años y servía como cadete en el buque HMS Inconstant. El 11 de julio introdujo una curiosa anotación en el cuaderno de bitácora mientras navegaban cerca de la costa australiana: "A las 4 de la mañana el holandés errante cruza ante nuestra proa. Emite una extraña luz fosforescente (...) también ha sido visto por el oficial de guardia. Lo ha visto desde el puente, desde donde también lo ha visto el guardiamarina del alcazar (...) La noche es clara y el mar está calmo". En total, el barco fantasma del holandés errante fue visto por 13 hombres del HMS Inconstant y otros dos buques que formaban la escuadra.
Si bien las apariciones de este barco fantasma son relativamente frecuentes en las bitácoras de los buques que navegan por el Cabo de Buena Esperanza, tampoco son pocos los que lo han avistado desde tierra firme. En 1942 cuatro personas descansaban en la azotea de una casa de Ciudad del Cabo cuando de pronto avistaron un viejo y destartalado velero navegando hacia la bahía de Table. Puedieron seguirlo durante más de 15 minutos. En 1939 casi 100 personas pudieron ver desde una playa al sur de Ciudad del Cabo como un viejo velero atravesaba la bahía entre la neblina con todas sus velas desplegadas e hinchadas, a pesar de que no soplaba la más leve brisa. El barco desapareció tan misteriosamente como había aparecido.
La historia como digo, tiene varias versiones pero intentaré aunar sus puntos en común:
"Hubo una vez un capitán Holandés, por supuesto el nombre de la leyenda no proviene del barco sino de dicho capitán, muchos nombres se le ha dado pero el más repetido es el de Van der Decken, al parecer era realmente rudo, malo y feo, lo que hacía que la gente lo temiera como a un diablo. En uno de sus viajes bordeando el cabo de Buena Esperanza, una terrible tormenta comenzó. Éste, al parecer en vez de esquivarla osó a la voluntad de Dios y la cruzó por en medio mientras cantaba canciones siniestras. El pasaje y su tripulación intentaron disuadirlo e incluso llegaron a amotinarse, pero éste lanzó al mar al principal responsable. Tras esto, fue condenado a vagar por los mares en una eterna tormenta el resto de la eternidad, maldiciendo a todo aquel que se lo cruzara."
Como vemos el relato no resulta demasiado verosimil, ni tampoco lo pretende, no es más que una simple leyenda de fantasmas. Como tantas otras. Pero, y es que casi siempre hay un pero, a lo largo de los siglos son numerosos los encuentros con buques fantasmas sorprendentemente parecidos a lo que debió ser el barco del capitán Van der Decken. Muchos localizados en la zona donde se supone que desapareció.
Numerosos son los testimonios, y algunos nos pueden resultar soprendentes. En 1881, el príncipe Jorge, que más tarde se convertiría en el rey Jorge I de Inglaterra, tenía 16 años y servía como cadete en el buque HMS Inconstant. El 11 de julio introdujo una curiosa anotación en el cuaderno de bitácora mientras navegaban cerca de la costa australiana: "A las 4 de la mañana el holandés errante cruza ante nuestra proa. Emite una extraña luz fosforescente (...) también ha sido visto por el oficial de guardia. Lo ha visto desde el puente, desde donde también lo ha visto el guardiamarina del alcazar (...) La noche es clara y el mar está calmo". En total, el barco fantasma del holandés errante fue visto por 13 hombres del HMS Inconstant y otros dos buques que formaban la escuadra.
Si bien las apariciones de este barco fantasma son relativamente frecuentes en las bitácoras de los buques que navegan por el Cabo de Buena Esperanza, tampoco son pocos los que lo han avistado desde tierra firme. En 1942 cuatro personas descansaban en la azotea de una casa de Ciudad del Cabo cuando de pronto avistaron un viejo y destartalado velero navegando hacia la bahía de Table. Puedieron seguirlo durante más de 15 minutos. En 1939 casi 100 personas pudieron ver desde una playa al sur de Ciudad del Cabo como un viejo velero atravesaba la bahía entre la neblina con todas sus velas desplegadas e hinchadas, a pesar de que no soplaba la más leve brisa. El barco desapareció tan misteriosamente como había aparecido.
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